LLEVO UNA DOBLE VIDA…

     Hace unos 3 años que llevo una doble vida. Es hora de contarlo.  

      Por un lado mi vida normal, lo que viene a ser “normal” para un Unicornio. Temporadas viajando, sobre todo para hacer rutas en moto por sudeste asiático, alternando con estancias en España, con sus viajes en autocaravana, cicloturismo, tramos de Camino de Santiago, clases como profesor voluntario de inteligencia emocional en institutos y fases de rutina en Valencia. Hubo tiempos peores, desde luego. Aprovechemos y ojalá dure.

     Por otro lado mi “doble vida”, una vida ficticia en la que habito a menudo. Un mundo flexible y maleable creado en mi imaginación, con unas circunstancias extremas y complejas en las que es difícil no sucumbir. Un mundo habitado por seres imaginarios, personajes de diseño que me son muy familiares, hechos con retales de amigos y conocidos, un mosaico de los trocitos más interesantes de unos y otros, de los resortes que los mueven y las facetas más curiosas. Personajes en definitiva que son en parte personas que conozco y también en parte yo mismo.

     Hablo de la novela que estoy escribiendo. Llevo años capturando ideas en notas de audio allí donde surgen y antes de que se evaporen. Cada una de esas ideas es un pequeño mimbre con el que dar forma a la estructura y enriquecerla. Las ideas tienden a surgir en los momentos más inesperados, allí donde la razón relaja sus rígidas reglas y la imaginación encuentra su espacio. Yendo en bicicleta, caminando, pero sobre todo me ocurre en el duermevela previo al despertar.

 Esta podría ser la sinopsis:

     En un principio la narración alterna el relato de cada personaje con saltos al pasado que son en sí mismos una trama distinta. El Camino de Santiago parece ser un actor más con voluntad propia que conforme avanza la novela aglutina todas esas tramas y pasa a ser el escenario en el que encuentran su significado.

      Las tres tramas principales tienen forma de bucle, cierran un círculo. En alguno de los sentidos todos acaban donde comenzaron, pero de otra manera.

     La narración además tiene dos puntos de giro argumental. Al igual que en el Camino, donde a veces seguimos tramos equivocados sin darnos cuenta, en dos ocasiones el lector descubre que las cosas no son como parecen, que hay un paradigma distinto desde el que mirar que lo cambia todo.

     También hay algunas escenas con humor situacional, ese humor que desde la distancia emocional el lector puede encontrar en circunstancias donde los personajes que la forman solo encuentran apuro, vergüenza o ridículo.

     El eneagrama me resulta una herramienta útil para perfilar mejor los personajes principales así como las relaciones entre ellos.

     Blanca es un 1, con ideas muy claras de cómo deberían ser las cosas. Siempre disconforme con lo que no concuerde con esos patrones debe asistir aterrada al lento desmoronamiento de su vida. Su herida es la pérdida de cierta arcadia original y su miedo es al deterioro y los cambios que trae el tiempo.

     Juan es un 7. Su frenética existencia, su adicción a las mujeres y otros placeres, su hedonismo insaciable lo provoca el miedo al dolor. Es una huida del sufrimiento por heridas de juventud que aún se lame y por un vacío existencial que debe tapar en todo momento.

     Santiago es un 5. Su mente racional y lógica le permite triunfar ahí donde se focaliza, pero esconde un bloqueo emocional que no le permite sentir. Ahora que sus días están contados ya no hay tiempo que perder, idea un plan magistral con el que recuperar lo que perdió.

Ilustraciones sugeridas por Dall-e 2

     Por supuesto caigo en muchos de los defectos típicos de una primera novela. Casi en todos. Pretendo abarcar muchos temas y hay un poco de mí en cada uno de los personajes. Hago muy pocas descripciones, y solo cuando estas tienen una intención. No sé si es un error, dicen que dejan “ciego” al lector, pero es que a mi me aburen soberanamente. Yo me centro mucho más en las elucubraciones de los personajes y en las relaciones de unos con otros.

     En estos momentos llevo unas 36.000 palabras escritas, lo que puede equivaler a unas 150 páginas. Tal vez esté en la mitad de la faena. Una vez termine faltarán los repasos y correcciones, pero la parte más difícil, la de idear tramas y personajes, a grosso modo ya está hecha.

     Cuando acabe espero poder publicarla. Y si gusta me encantará, que uno tiene su vanidad. Pero si nadie la publica o si no gusta me sentiré muy satisfecho igual. Habré conseguido lo que me propuse y contado lo que siempre quise contar.