A Nacho Cano le debemos un buen pedacito de la magia de los 80 y los 90. Sus melodías envolventes y pegadizas pasaron a ser parte de la vida de los que vivimos esa época.
Si hubiera nacido en Inglaterra ahora sería una figura como la de Paul McCartney o un John Lennon vivo. Pero no nos quejemos!. Si hubiera nacido en Turquía, China o incluso Dinamarca, ahora se ganaría la vida tocando en pafetos…
En Mecano dió rienda suelta a su genialidad como compositor, siempre en rivalidad con su hermano Jose María, con quien las relaciones fueron de todo menos sencillas. Demasiado talento junto.
Uno y otro tuvieron sus altibajos y sus fases creativas.
Nacho fue más caótico y más dotado; sus canciones se reconocen por sus melodías alegres, vivas y pegadizas. Jose María, en mi opinión, solo llegó a su mejor versión a partir de “Entre el cielo y el suelo”, y sus canciones eran profundas, con unas letras muy bien encajadas capaces de contar historias complejas. Canciones de Jose María son, por ejemplo, “Héroes de la Antartida”, “Cruz de Navajas”, “Aire” o “Me cuesta tanto olvidarte”.
Pero con el tiempo descubrí que Nacho Cano estaba detrás de muchas de las canciones que me gustaban de aquella época. Canciones a menudo casi desconocidas, que me encantaban. Por ejemplo “MS20″ de Betty Troupe, “Altos y frondosos” o “La cantante” de la Unión y ”Por una caperuza” de German Coppini.
Nacho Cano es coautor innegable de la Banda Sonora de Nuestras Vidas, y digno merecedor de este humilde homenaje. Para ello pensé primero en elegir la mágica canción “MS20″. Pero sería más adecuado elegir alguna de las muchas en las que habla de su tema más recurrido: las drogas.
¡Cuánto me temo que en la pólvora de sus subidones hasta los mundos a los que nos transportaba tuvieran que ver trippies, mescas, o lo que solo él sabrá!
Y cuánto me temo, también, que la decadencia en que cayó años después de Mecano sea una factura del pasado, aquellos préstamos de lucidez con el diablo.
“El lago artificial” cuenta en primera persona el viaje sin retorno a los lomos de este ”caballo”
Maldito el día en que di paso a la frontera
y cabalgabas rumbo fijo al corazón.
Te hacías dueña del latir y del pensar
y me enganchabas al bombeo de tu amor.
Y con la ausencia del dolor
y aquella paz colmando la razón
ahogabas toda mi ansiedad
en un inmenso lago artificial.
De venta en los callejones
y en los lúgubres rincones
de mi ciudad.
Como en cualquier amor
el primer mes fue el bueno
y pronto, pronto desapareció el placer.
Tu solo nombre avivaba en mí el deseo
que alimentabas con un agujero nuevo.
Pero después aquel temblor
bañado por el agua del sudor
mil veces intenté aguantar,
mil veces más te tuve que buscar.
Te encontré en los callejones
y en los lúgubres rincones
de mi ciudad
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1 comentario
Cobisforo
28 febrero, 2014, a las 17:58 (UTC 1) Enlace a este comentario
Un mes sin nuevas entradas en el blog. Y las echamos de menos. Que lo sepas.